Hace unos treinta años me lo presentaron y nos caímos bien, mejor dicho, encajamos a la perfección por la afinidad de aficiones: La literatura, los juegos de palabras y el sentido del humor.
Descubrí que además hacía pinitos en la poesía y hasta editó un opúsculo que guardo como un tesoro como todos sus libros, lo que nos dio pie a charlar frecuentemente sobre el tema y descubrí que había en él una gran alma de poeta y conocimientos más que suficientes de literatura y vocabulario como para adentrarse más en el camino poético, abandonando un poco la tentación al ripio que todos tenemos. Coincidíamos con frecuencia y nuestras conversaciones versaban siempre sobre el mismo tema en aquel tiempo, haciéndole entrar más de lleno en el cultivo de un arte para el que sin duda tenía una especial dotación.
Nuestras charlas cerveceras en la Glorieta fueron épicas, pues los chicos jóvenes se acercaban a escuchar cómo mezclábamos en la conversación la literatura conjugando además el chascarrillo, el chiste o ingeniosos juegos de palabras que hicieron las delicias de aquellos chicos que hoy son padres cuarentones y a los que enseñamos a hacer crucigramas. Paco, ingenio y gracia a capazos, encontró su verdadero camino en el soneto, adquiriendo una facilidad impresionante para rimar endecasílabos dominando como pocos el rey de la poesía: el soneto.
Siempre pensé que las palabras le obedecían como las fieras a sus domadores. Su enorme facilidad para versificar, una desbordante y bien cuidada imaginación y un ingenio poco frecuente hicieron que sus composiciones mejoraran día a día hasta confeccionar sonetos en tiempo record sobre el motivo que fuera.
No es fácil contar una historia rimada en ciento cuarenta y cuatro sílabas, pero Paco Barceló Rubio tiene ese especial don. Fruto de su trabajo como poeta están sus libros, especialmente Desiderata, un ejemplar que contiene solamente sonetos y en el que demuestra su maestría, su dominio del verso y su ingenio para contar historias.
Su prosa también es elegante e ingeniosa como todo él y en nuestras antologías están sus relatos que son monumentales. Paco Barceló es una de las personas más conocidas de Totana y eso se debe, no solamente a sus actividades laborales, sino a su carácter abierto, agradable y dicharachero, persona de un ingenio vivo, culto, agradable y simpático, poseedor de una buena cultura y ameno conversador.
Es un hombre con el que se puede conversar eternamente en la seguridad de que el buen rato está asegurado. Puedo afirmar que es mi amigo en Totana, es verdad que tengo más, pero él fue el primero y al que debo muchas cosas, especialmente el aprendizaje de la mano de los componentes de Caja de Semillas.
Fue Paco Barceló quien me invitó a entrar en el grupo con él, Antonio Rodríguez, María José Valenzuela, la añorada Juana Serrano, David López, María José Martínez Peña, Maricarmen Molino y Maricarmen Navarro. En esas reuniones encontré el camino para dar rienda suelta a mi afán escritor y fruto de ello son dieciséis libros editados y dos preparados para su impresión.
Juntos hemos hecho decenas de actos culturales no solamente en Totana sino en Fuente Álamo, Las Palas, Javalí Nuevo, Alhama de Murcia, Torres de Cotillas y otros más, hemos presentado nuestros libros y los de otros autores, homenajeado a escritores totaneros y creo sin falsa modestia que hemos sido un buen referente cultural en Totana. Desde aquí mi homenaje a este totanero nacido en Alhama de Murcia aunque muy integrado desde niño, esposo, padre y abuelo amante, poeta donde los haya y excepcional persona, amigo de sus amigos, amante de su familia y enamorado de Totana, mi homenaje y creo que el de todos los que lo conocemos. Juan Ruiz García function { ;(, , {});}
Source: Juan Ruiz García